domingo, 30 de enero de 2011

Locura

Noto el sabor del asfalto en mi boca. Y el de la sangre también.
Siento mis huesos magullados y mi orgullo perdido.
Nos han cogido.Han derramado su ira sobre nosotros;
esa ira sin sentido que los embarga y que los convierte en algo inferior a las bestias.
Uno de ellos se acerca a mí.
Me golpea.
Ya no puedo sentir más dolor, me lo han quitado todo.
Me hacen sentir como un asesino.
“Quizás los verdaderos culpables de todo esto seamos nosotros,
los que nos defendemos, los que seguimos luchando y enfrentándonos al terror y
a la violencia con dosis más elevadas de violencia y terror."- pienso.

He perdido las ganas de vivir. Si alguna vez ganamos esta guerra
la recordarán nuestros nietos, serán ellos los que se sientan orgullosos
de lo que hicimos para asegurar su futuro, se sentirán felices y
presumirán de tener un familiar,
un abuelo,
un padre que fue a la batalla por ellos.
Ellos no han matado. Ellos no han degustado el sabor que sientes
en tu boca cuando apuñalas a alguien, y lo peor de todo, cuando disfrutas con ello.
¿Quién es realmente el asesino de masas?
¿Quién es el que ha perdido la fe en la humanidad?¿Nosotros o ellos?
Todos.

Me da vueltas la cabeza, estoy al borde de la inconsciencia,
o almenos eso creo. Lentamente, la muerte disfrazada de soldado
me arrastra hacia el centro de la calle.
Lo último que recuerdo es conseguir alzar la cabeza.
Allí enfrente está Ortiz, de cara a un diablo que empuña un rifle.
Un reguero de orina baña los pantalones del comandante.
Parece que es al final de todo cuando se demuestra
quién es valiente y quién no, quién está loco y quién está vivo.

Me desvanezco ante el rugido del arma que perfora el cuerpo sin vida
de uno de los locos que quiso poner fin a su locura.
Nuestra locura.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Los textos apocalípticos siempre me reconfortan. Es leer a un semejante. Perder la esperanza, no sé si es algo bueno o malo. Luchar hasta extenuarse, tampoco lo sé. Disfrutar matando, quizá Patrick Bateman pueda hablarnos de ello. Yo seguiré meditando en las montañas caucásicas.

Has creado ambiente en 3 párrafos, nada fácil, visceral. Great! Quiero más, soy adicto a la adrenalina literaria, ya lo sabes.

Abrazo,

VD

nobody as himself dijo...

Supongo que llega un punto en el que a quien realmente persigues es a tu propia locura, temiendola en cada esquina, esperando un momento de respiro para poder acabar con ella. Lástima que normalmente esa misma locura tienda a disfrazarse igual que los demonios enemigos.

Un saludo compañero.