jueves, 2 de febrero de 2012

Moraleja


Saliendo de casa se enciende un cigarro, se cala la gabardina y comienza a pasear.
Piensa en su mujer, en su ex mujer, en sus dos hijas y en su hijastro.
Piensa que qué habría pasado si hubiese tomado otras decisiones en su vida. Qué habría pasado si ahora siguiera con su exmujer, si no hubiese conocido a su mujer o si ahora mismo estuviera soltero.
Piensa en la fútil existencia de todos sus hijos, de como todas las experiencias que estos viven, que han vivido, no son más que un diamante en manos inexpertas, las suyas para ser exactos. Piensa y piensa y piensa y así todos los días.
Le da al coco de camino al trabajo, a todas horas, mientras pasa informes, mientras come solo en la cafetería que hay enfrente de su oficina.
Sale de ella, coge el coche y de camino pone música, la radio, da igual, lo único a lo que presta atención es a sus propios pensamientos.
Todas las tardes llega a casa, da un beso en la mejilla a su mujer, “Cómo ha ido el día?”  “como siempre, nada nuevo la verdad, y tú?” “pues esta mañana he ido a la peluquería, y por la tarde he ido a visitar a mi madre” “muy bien”.
Asoma la cabeza por la habitación de su hijastro, y después de un diálogo parecido piensa que debería llamar más a sus hijas, preguntarle a su exmujer cómo le va todo.
Pasado este ritual se mete en el baño, se desnuda con calma y se pega un baño. Cuando el agua se enfría sale, se seca, se viste, se pone la gabardina y sale a la calle a dar un paseo.
Siempre varía el recorrido. A pesar de que el inicio y la meta siempre es el mismo nunca pisa dos veces la misma baldosa. A veces piensa que es absurdo, que total, va a llegar al mismo sitio, pero cuando empieza a caminar se da cuenta de lo extraño que puede resultar ir y volver al mismo lugar siempre por sitios distintos, realmente te hace pensar que el lugar en el que vives es mucho más grande de lo que crees.
En esos paseos su mente está vacía de trabajo, familia y de vida, y puede reflexionar tranquilamente.
Y discurre sobre la vida que ha llevado mientras decide que hoy cruzará por esta calle.
Y PAM!
Un autobús que no ha visto lo arroya y sale despedido, cayendo catorce metros más allá de donde estaba.
Está muerto. Pero qué más da? Qué más da si es un autobús, un cáncer, una sífilis, un tío desfasado en una bici, un atracador, un asesino, un niño que tropieza contigo en unas escaleras, una mujer mayor a la que salvas de un incendio, un pájaro volando demasiado bajo, un herpes, una infección una gastroenteritis.
Y la moraleja? Que le jodan a la moraleja.

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