Ante nosotros, el templo de las musas desnudas abiertas al movimiento liberal, pero su mirada desconfía y no besa a las palabras que la acompañan. Calo mi sombrero y cierro los ojos, entramos en el templo de las musas desnudas y nos dejamos llevar por esas palabras, besando esos ojos y mirando los labios que no besan con las palabras que las acompañan. El silencio se torna música de órganos y guitarras, y la voz de Morrison pone las pautas a los seductores movimientos de las musas desnudas abiertas al movimiento liberal, esa danza que las une como si fueran un gran orgasmo de placer y atrevimiento. Pero sin miradas que acompañen, poco tenemos que hacer, salvo fluctuar con la batería de Crystal Ship y seguir con nuestro camino. Buscaremos nuestras musas en otra parte.
domingo, 26 de junio de 2011
Musas
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1 comentario:
No necesitamos de esas miradas. A lo mejor no es mala idea vestir a las musas y ya habrá tiempo de arrancarles la ropa, ¿no?
Un beso.
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